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domingo, 31 de julio de 2016

¿Ambición?

A veces pienso que soy una persona demasiado ambiciosa porque me propongo demasiadas metas y siempre intento involucrarme en más y más proyectos nuevos.
Es tanto, que a veces me da la sensación de que con tanto que quiero hacer, no hago nada.

Si entendemos la ambición como el deseo de llegar más y más lejos, si, ¡esa soy yo!.

No quiero ser más que nadie.
No quiero tener más que nadie.
No quiero riquezas.
No quiero que la gente me halague.

Lo que quiero es sentirme bien conmigo misma.
Estar orgullosa de haber alcanzado mis objetivos.
Ser feliz haciendo aquello que de verdad me interesa.
Quiero seguir, aprovechar todo el tiempo, no rendirme nunca.

Pero el problema es que quizás quiero hacer demasiadas cosas, y no puedo con tanto.
O que quizás me planteo metas difíciles. Me gustan los retos.

Y es que cada vez que me pongo a pensar en alguna injusticia, en alguna necesidad, en algo que no debería ser como es, me dan ganas de cambiarlo.
Quiero moverme, hacer que otras personas se muevan conmigo para buscar algo mejor.

Veo esa falta de humanidad que hay en el mundo, personas tan necesitadas que no reciben absolutamente nada de ayuda mientras otras personas disfrutan derrochando y malgastando.
Veo esos conflictos que surgen por la falta de conocimiento, que simplemente con un poquito de explicación y realidad podrían evitarse.
Veo tanta necesidad de material islámico en este país, tanto para nosotros como para aquellas personas que desconocen (libros, ropa, juguetes, etc).
Veo una falta de apoyo entre nosotros los musulmanes, veo que muchas veces somos nosotros los que nos excluimos del resto por ser insociables y no querer involucrarnos con el resto de la sociedad.
Que no, lo siento pero no puedo quedarme sentada de brazos cruzados.

Y es ahí cuando pienso: podría hacer esto, debería hacer aquello, por qué no intento lo otro...

Muchas cosas se quedan en un simple pensamiento, muchas veces por falta de apoyo, porque una persona sola no puede cambiar el mundo.
Pero otras, siento que poco a poco se consiguen.
Y espero, de corazón, que con constancia y sin tirar la toalla, algún día podamos cambiar a un mundo mejor, a una sociedad mejor, y a estar mejor.
Si Dios quiere (In shaa Allah ya Rabb)

sábado, 16 de julio de 2016

La sociedad no está hecha para mí

Hasta hace algún tiempo había muchas cosas de la sociedad que, a pesar de que no me gustaban y no compartía su forma de ver la vida, parece que no me importaba.
Hoy por hoy, creo que esta sociedad no está hecha para mí.

Supongo que este cambio de pensamiento tiene mucho que ver con mi maternidad, que quizás me hace ver el mundo pensando en mis hijos y en su futuro.
Pero estoy segura de que mi mayor conocimiento e implicación con el islam, el sentirme cada día más y mejor musulmana, esa fe que crece continuamente; también hace que ciertas cosas hayan dejado de pasar desapercibidas para mí, hasta el punto de que creo que me molestan.

Soy hija de padre y madre fumadores, y bebedores; que viven de una forma totalmente diferente al modo de vida que yo elegí para mí. Y no me avergüenzo de decirlo, pues aunque es algo que no comparto, su manera de vivir o de ver la vida no tiene nada que ver en mi comportamiento y en mi manera de vivir o de educar a mis hijos.
Hasta hace poco, veía gente fumando y bebiendo y me era indiferente. No compartía esa forma de vivir, ni esa ideología; pero me daba exactamente igual puesto que no influían en mi vida ni en mi día a día.

A día de hoy, veo cosas que realmente me molestan y no puedo evitar que se me note en la expresión cuando estoy mirando.
Veo una mamá / abuela (y lo mismo para los hombres) paseando a su bebé en el carrito, jugando con ellos en el parque, etc. y llevan en una mano al niño/a y en la otra el cigarro. No juzgo, pero no entiendo y, sinceramente me molesta. No por lo que haga cada uno con su vida, sino porque ese cigarro está afectando también a los niños.
Voy a comprar y veo a esos niños/as con afán de ayudar a sus padres en la compra (al igual que hacen los míos), y al ver que con tanta naturalidad le dicen los padres a los hijos "pon aquí la cerveza", o a la inversa "¿pongo ya la cerveza, papá/mamá?". No sé, me paro a pensar si en la educación de esos niños entra que cuando sean adultos deben beber porque es lo que toman los adultos.

Y mientras tanto, los musulmanes y musulmanas, divididos en grupos:
- Unos, completamente insociables, al margen de la sociedad para que sus hijos/as y ellos mismos vivan en una burbuja sin despegarse del islam (que me parece estupendo), aún sabiendo que en unos años éstos serán más mayores y tendrán que convivir con el resto de la sociedad y afrontar los porqués que no han resuelto en su infancia.
- Otros, buscando la complacencia de la sociedad, abandonando la religión o innovando para ser más aceptados por la sociedad no musulmana, para que sus hijos e hijas no se sientan diferentes del resto de niños; sin pensar que están educando en una religión que no existe puesto que mezclamos un poco de cada creencia o forma de vida, y que luego no sabrán diferenciar lo que es o no correcto.

Y yo me pregunto, ¿dónde está el término medio? ¿qué educación les damos los padres a nuestros hijos (independientemente de religión)?

La hawla wa la quwata illa bi Allah

sábado, 2 de julio de 2016

Nuestro comportamiento en Ramadán y el resto del año

Estamos en los últimos días de Ramadán y llega el momento de reflexionar:
¿Hemos aprovechado las bendiciones de este bendito mes?
¿Nos hemos comportado como debemos?
¿Qué hemos hecho durante este mes y qué nos ha faltado hacer?

Durante este bendito mes, los musulmanes ayunamos sin distinción de nacionalidad, estatus social, nivel económico, etc.
Somos capaces de abstenernos de comer, beber, mantener relaciones íntimas, etc durante todo el día, sin importar que éste dure 17 horas ahora que es verano.
Llegamos a casa después de una jornada de trabajo, cansados, con calor, y con tanta sed que abriríamos la nevera y nos beberíamos ese refresco que tenemos preparado, o simplemente un vaso de agua. No hay nadie en casa, nadie nos ve, podríamos beber lo que queramos y nadie se enterará. Pero de repente pensamos: "no puedo hacerlo porque Allah sí me está viendo, porque Allah me ha ordenado que me abstenga durante el día y porque no quiero perder mi recompensa de haber ayunado este día por su causa". Y por eso, sólo por eso, cambiamos de idea y decidimos lavarnos la cara con agua fresca, sentarnos relajadamente y refrescarnos de otra manera.

¡Qué bien! ¡Qué alto nivel de fe! Hemos sido capaces de pasar hambre, sed y calor sólo porque Allah así nos lo ha ordenado y porque sabemos la enorme recompensa que tiene hacerlo buscando sólo su recompensa.

Pero, parémonos a pensar: ¿somos así todo el año? ¿o sólo tenemos miedo de Allah y buscamos su recompensa en Ramadán?

Cuántos musulmanes no abren el Corán en todo el año, pero lo leen más de una vez en Ramadán.
Cuántos musulmanes no rezan, o no pisan una mezquita en todo el año, pero no faltan a ningún rezo durante Ramadán.
Cuántos musulmanes se olvidan de la sunna de los viernes, de decir Bismillah antes de cada cosa, de decir Alhamdolilah, de cubrir sus partes privadas, de cuidar su lengua y no hablar mal, decir obscenidades, mentir, etc.

Sí, esto de adorar plenamente a Allah en Ramadán está muy bien. Puede que obtengamos una gran recompensa por todos nuestros buenos actos.
Pero, ¿es que el resto del año Allah no nos está mirando?
Cuando hablamos con esa amiga/o y criticamos a la otra; cuando no nos importa acercarnos a lo prohibido; cuando pasan días sin que hayamos hecho ni siquiera los rezos obligatorios. ¿Por qué entonces no pensamos que también Allah nos está viendo, que nos castigará por ello?

Que Allah (Dios) nos haga de los fieles y nos haga salir de este bendito mes siendo mejores musulmanes, pero que nos mantenga así para siempre, durante todo el año, y a lo largo de toda nuestra vida.