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viernes, 25 de agosto de 2017

Racismo e islamofobia

Es más que evidente que existe tanto el racismo como la islamofobia.
Y, después de sucesos como los atentados, ambas cosas se incrementan.
Pero, ¿luchamos por acabar con estos términos o favorecemos su existencia?

Que la comunidad musulmana esté sufriendo ataques en estos días por la sociedad (pintadas en mezquitas, agresiones a personas a pie de calle, etc) es algo que merece un esfuerzo por cambiar, pues nadie merece ser atacado; ni los unos ni los otros.

Ahora bien, ¿es nuestro comportamiento como musulmanes tan ejemplar como para terminar con el racismo y la islamofobia? ¿O es el comportamiento de la comunidad musulmana el que alimenta estos términos?
Y no me refiero a los atentados, puesto que esos terroristas no son musulmanes, sino asesinos.
Me refiero a que, en la mayoría de los casos, se ve tanto en pueblos como ciudades que la comunidad musulmana está aislada del resto de la sociedad.
Pocas veces se ve a la comunidad musulmana participar en actos públicos y/o culturales, y pocas veces se ve a los musulmanes bien relacionados con el resto de la sociedad.
Más bien, vemos a una comunidad musulmana aislada en barrios, que sólo se relaciona entre sí, que no participa con el pueblo en el que vive, que no hace que sus hijos tengan vida de niños como el resto, que no gasta de su dinero por la vida en este país, sino que más bien gasta lo imprescindible para poder gastar al máximo en sus países de origen.
Y esto, hermanos y hermanas, no hace sino aumentar el racismo y la islamofobia.  Puesto que también es racismo no querer integrarse en la sociedad.

¿Qué tiene de malo llevar a tus hijos a la ludoteca, a natación, apuntarlos a teatro, que participen en actividades extraescolares y culturales? Si es un bien para ellos, para su integración y para el ejemplo.
¿Por qué no relacionarnos con las demás mamás en el colegio de nuestros hijos y hacernos amigas? Podemos tener nuestro trato más íntimo con la comunidad musulmana, no lo niego; pero también relacionarnos y abrirnos a la sociedad.
¿Cuál sería el problema de dejarnos ver en los comercios locales? Comer un helado en una terraza, desayunar en una panadería, etc.

Si queremos acabar con el racismo y la islamofobia, empecemos por dar ejemplo.
Empecemos por no ser racistas nosotros y abrirnos a la sociedad, para así poder mostrarnos y que se nos juzgue por lo que somos, y no por lo que la gente piensa que somos.

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