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sábado, 12 de diciembre de 2015

Temas pendientes de publicar

Salam alaykum wa rahmatu Allah wa barakatu
(Que la paz y las bendiciones de Dios estén con todos vosotros)

Mis disculpas por no actualizar en este tiempo, pero últimamente me falta tiempo todos los días.
Aún así, tengo bastantes temas pendientes de publicar, algunos de ellos:

- Justos por pecadores (cómo los musulmanes pagamos con el rechazo social los actos de ciertas personas)
- Ser considerada una extranjera (serlo de verdad, o sentirte como tal en tu propio lugar de origen)
- La psicología y el islam (teorías y consejos psicológicos comparados con las enseñanzas del Corán y la Sunna)
- Los hijos y la familia numerosa (qué nos enseña el islam)

domingo, 1 de noviembre de 2015

Buscar la protección en los muertos

Ya comenté que en el islam están prohibidos los amuletos, la adivinación, la brujería, pero no sólo eso, sino que el pecado más grave es asociar algo o a alguien con Allah (Dios).
Allah es único, todo lo puede, y tiene unos atributos que ningún ser ni objeto de la creación puede compararse con él.
Es por eso que sólo podemos buscar la protección en Dios (Allah), pues es el que nos da y nos quita.
Todos los días, pero sobre todo en días como hoy, se escuchan comentarios del tipo "la abuelita ya no está, pero desde el cielo nos cuida", "mi papá murió pero desde el cielo nos protege".
Y ese tipo de comentarios sobran, no sólo para los musulmanes, sino para cualquier persona en general.
Los muertos no tienen poder para nada, y ni siquiera los vivos pueden luchar contra la voluntad de Allah (Dios).
¿O acaso si Dios ha decretado para ti una enfermedad incurable va a venir un muerto a quitartela?
¿O es que si te viene una bendición y una situación perfecta te la ha mandado el muerto?
Sólo Allah (Dios) tiene poder sobre todas las cosas, y es por eso que debemos pedirle y suplicarle siempre, sólo a Allah.
Recordemos a las personas que han dejado este mundo, pero pidamosle a Allah por ellas y, también por nosotros.

El día de los muertos, día de todos los santos

Hoy no es un día que pase desapercibido para nadie.
Primero por ser el día de todos los santos, o el día de los muertos; y segundo porque con este motivo se celebró anoche también la fiesta de Halloween.

Ninguna de estas cosas son motivo de fiesta o celebración en el islam, sino que están prohibidas.

Desde siempre, incluso antes de ser musulmana, he considerado una gran equivocación celebrar este día y que los muertos tengan un día especial para ellos.
¿Qué pasa, que sólo nos acordamos de nuestros seres queridos que ya no están en este día?
Pues tristemente, por lo general es así.
La gente se pasa todo el año sin pisar el cementerio, y cuando llega este día o está cerca corren a limpiar las tumbas de sus familiares, a llevarles flores nuevas, e incluso a pasar un rato allí "con ellos".

Cuando era más joven me gustaba mucho visitar el cementerio donde está el cuerpo de mi abuela, pero yo no lo hacía cada 1 de noviembre, sino muchos domingos. Me sentía cerca de ella.
Con el tiempo, el paso de los años, y mi estudio del islam, comprendí que era una gran tontería, que mi abuela, y también mi abuelo aunque varios años después, estarán siempre en mi corazón tanto si visito el cementerio como si no.
Poco a poco dejé de visitar el cementerio, y más tarde descubrí que islámicamente no es correcto que una mujer visite las tumbas.
Está permitido recordar a mis abuelos en mis súplicas, y pedir a Dios (Allah) que sea misericordioso con ellos el día del juicio final, y pedir perdón por sus faltas. Y eso es lo que hago, recordarles siempre sin necesidad de visitar el cementerio ni el 1 de noviembre ni cualquier otro día.

En cuanto a la fiesta de Halloween, tampoco es una fiesta que a mi me agradase nunca. La gente se mete demasiado en el papel de los sustos, la muerte y los fantasmas, y se divierten asustando a la gente e incluso con comportamientos que son poco respetuosos.
Pero es que islámicamente tampoco es correcto celebrar esto, puesto que es una fiesta pagana que no tiene significación alguna; así que lo mejor es alejarnos de ese tipo de fiestas y costumbres.
El islam advierte que quien imita a un pueblo se convierte en uno de ellos; así que debemos tener miedo de Dios (Allah) y esforzarnos por seguir su camino sin desviarnos en cosas que no nos aportan ningún beneficio.

Recordemos a los muertos cada día, y recordemos también a la muerte porque nadie escapará de ella; pero mientras tanto esforcémonos en ser cada día un poco mejores personas y en aprovechar cada minuto que tenemos de vida, para que la muerte no nos sorprenda sin que hayamos hecho eso que dejamos para más tarde.

viernes, 30 de octubre de 2015

¿Por qué rezamos de esa manera?

Muchas veces me han preguntado: ¿y rezas así como se ve en la tele, tirándote al suelo?

A veces la pregunta es tan simple que dan ganas de girar la cabeza y no pararte ni en contestar.
Pero sí, rezo como se ve en la tele, como rezan todos los musulmanes de cualquier parte del mundo.

Hace pocos días tuve una conversación con una persona que se reía de nuestra manera de rezar, incluso hacía los gestos sumida en una risa que a mí no me agradó para nada.
Me miraba y decía algo así como que respetaba que recemos así pero que vaya tontería.

Pues bien, aunque parezca una tontería rezar así, sobre una alfombra, en una dirección concreta, y con ciertos gestos y movimientos, rezamos así porque es lo que se nos ha ordenado y porque cada movimiento tiene un sentido.

Los musulmanes rezamos en dirección a Meca (Arabia Saudí), aunque antes de la Revelación al profeta Muhammad (que la paz sea con él) se rezaba en dirección a Al Aqsa (Jerusalén).

El templo que hay en Meca (Arabia Saudí) se construyó por el profeta Abraham (que la paz sea con él) junto a su hijo Ismael (que la paz sea con él) para crear el primer templo de adoración al único Dios que existe. Es por eso que cuando se reveló el Corán se cambió la dirección del rezo hacia ese primer templo en lugar de la dirección a la que se rezaba.

Aunque los católicos no se han parado a pensar porqué el altar de la iglesia está donde está, no es casualidad que el altar de la iglesia esté justo en la misma dirección a la que rezamos los musulmanes.

En cuanto a rezar de pie, agachados y postrados, los musulmanes no somos los únicos a los que se nos ha ordenado rezar así; sino que también la Biblia dice que se reza así.
Y en la iglesia católica yo recuerdo que para ciertas oraciones había que estar de pie, y que en el momento en que se hacían las súplicas la gente se ponía de rodillas.

Aunque se han modificado las religiones y se han modernizado, las bases de todos los libros sagrados (Torá, Evangelio y Corán) son las mismas puesto que todas proceden del único Dios (Allah).

Y es por eso que creo más en el islam y en el Corán que en el catolicismo y la Biblia, porque aunque han pasado más de 1400 años desde que se reveló, seguimos cumpliendo con lo que se reveló de parte de Dios.

Y sí, hay musulmanes "modernos", pero eso no es ser musulmán; puesto que en la religión está prohibida toda innovación y tenemos que seguir la palabra divina y las enseñanzas del último profeta enviado a la humanidad.

jueves, 29 de octubre de 2015

El rezo del amanecer

Los musulmanes rezamos cinco veces al día, en cinco horarios determinados por el sol y la luna puesto que antiguamente no había relojes.

El primer rezo del día es en el momento en que empieza el amanecer. Dice en el Corán que es cuando empieza a distinguirse un hilo blanco de luz dentro de la oscuridad de la noche.

Y aquí es donde mucha gente se sorprende y dice: ¿y te levantas a rezar a esas horas? con lo bien que se está en la cama.

Bueno, pues sí, me levanto a rezar a esa hora; y doy la razón en que es cuando mejor estamos durmiendo.
Pero queda una tranquilidad después de rezar, que merece la pena levantarse a rezar. Y después del rezo te vuelves a la cama todavía mejor.

Al principio cuesta establecer el hábito de levantarte a esas horas, pero una vez tienes el ritmo ya cogido no cuesta nada, porque el rezo son a penas unos minutos y tiene una gran recompensa, además de la tranquilidad con la que vuelves a dormir sabiendo que ya has cumplido con la obligación y que cuando te levantes no tienes ningún rezo obligatorio hasta el mediodía.

Ahora bien, pensando en el pasado, me doy cuenta de que cuando era católica y me gustaba cumplir con las obligaciones, también madrugaba para muchas cosas.
Me viene a la mente el via crucis de semana santa, una procesión que se hacía muy temprano, a las 8 de la mañana, cargando el peso de la imagen de Jesús (que la paz sea con él) para llevarlo en procesión por las calles del pueblo, acompañados del frío, porque en esa época del año todavía no hace calor a esas horas.

Así que si lo pienso bien, merece la pena levantarse unos minutos para el rezo, en una casa en la que no nos falta el calor sea la época que sea, sin necesidad de salir a la calle ni de dar vueltas pasando frío.

Todo nuevo hábito cuesta cogerlo, pero cuando lo haces voluntariamente, porque te gusta y porque es lo que quieres hacer, coges el ritmo y se convierte en una rutina más de cada día.

domingo, 25 de octubre de 2015

Siempre ser agradecida/o

Hay muchos textos tanto en el Corán como en la tradición del Profeta (Sunna) que nos enseñan a ser agradecidos, a agradecer siempre a Allah (Dios) aunque algo no nos guste.

Y aquí es donde viene la duda, ¿cómo vamos a dar las grac
ias por algo que nos afecta, nos duele o nos hace daño en algún sentido?
Pues sí, siempre hay que agradecer.

¿Cómo puede una persona agradecer cuando no tiene trabajo? Pues porque tiene salud para seguir buscando nuevas oportunidades, y quizás tiene una familia, y una casa propia, y otras muchas cosas por las que agradecer.
¿Cómo puede agradecer una persona que está enferma? Pues porque tiene la suerte de contar con una sanidad que le ayuda en sus tratamientos, una familia que le apoya, y otras muchas cosas buenas.
¿Cómo puede agradecer una persona que no tiene familia, que no se ha casado y no ha tenido hijos? Pues porque aunque está sola no le falta el trabajo, ni los amigos, ni el tiempo libre, ni tiene ninguna necesidad.

Y así, en todas las situaciones posibles.

Siempre tenemos que estar agradecidos, por tener cada día el sustento necesario e incluso de sobra, por tener una ropa con la que cubrirnos del frío, por tener una casa y un techo bajo el que resguardarnos, por tener un coche con el que movernos o la posibilidad de usar el transporte público, por tener unos hijos que alegran y ocupan nuestros días, por tener unos padres, hermanos, y demás familia que siempre están ahí apoyándonos y ayudando en todo lo que pueden.

No te fijes sólo en lo malo, sino en todo lo bueno que te rodea.

Y recuerda, cada mal momento nos da una lección y nos ayuda a ser más fuertes para seguir adelante.

Cada mañana que te despiertas sigues vivo, tienes una nueva oportunidad para seguir adelante y para buscar un futuro mejor.

ALHAMDOLILAH


domingo, 11 de octubre de 2015

Los amuletos en el islam

Al principio de mi interés por el islam y la cultura árabe me enteré de la existencia de la conocida "Mano de Fátima".
Personalmente me parece muy bonita, y con una historia muy llamativa también.
Cuentan que estaba Fatima (la hija del Profeta) preparando la comida mientras vio entrar a su marido, del que estaba profundamente enamorada, con otra mujer.
Ella siguió cocinando y estaba tan nerviosa por lo que había visto que no se dió cuenta de que había metido la mano en la comida hirviendo.
El caso es que la "Mano de Fátima" se suele usar como amuleto, dicen que protege del mal de ojo y no sé cuántas cosas más.
Pero esto, en el Islam, está prohibido,
El Islam prohíbe el uso de cualquier tipo de amuleto, de la magia, la hechicería y la adivinación.
Los musulmanes confiamos en el decreto de Allah (Dios) y somos conscientes de que él es el único que nos da y nos quita, el único que puede protegernos, el único al que tenemos que suplicarle, etc.
Dios es el único que puede protegernos del mal de ojo y de todo mal.
Ningún objeto se puede usar como amuleto porque en ese caso estaríamos asociando cosas mundanales con el poder de Dios, y ese es el pecado más grave.
Si alguien utiliza la Mano de Fátima o cualquier otra cosa como adorno y sin intención de que le sirva como protección, entonces no hay mal en ello.
Pero aún así, su uso puede dar lugar a confusiones porque podríamos dar a entender que lo usamos como amuleto.
Ante la duda, lo mejor es apartarse y confiar en el creador de todo, en el todopoderoso, en el que de verdad puede ayudarnos, en Allah, el Dios único.

El cumpleaños

Hoy, 31 de agosto de 2015, hace 27 años que Dios (Allah) quiso traerme a este mundo después de 9 meses en la barriga de mi madre.
Y en estos 27 años, si me paro a pensar, he conseguido muchas cosas pero he dejado perder muchas oportunidades también.
Cuando era una niña, como a cualquiera, me gustaba celebrar mi cumpleaños, que viniesen mis amigas a merendar a casa, pasar una bonita tarde, soplar las velas de la tarta, y abrir los regalos.
Eso, con los años, las circunstancias, y los muchos cambios que he tenido en mi vida, se ha perdido completamente.
La última vez que celebré mi cumpleaños fue en el año 2000, dos días después de mi cumpleaños, con una cena en un bar, acompañada de mis amigas, con tarta y regalos, pero con final muy triste porque en medio de esa celebración me enteré de que había muerto mi abuela.
Ese momento cambió mi vida, nunca mi cumpleaños ha vuelto a ser lo que era.
Claro que hay que dejar atrás el pasado, pero aquella pérdida fue el inicio de muchos cambios en mi vida; y 15 años después no puedo evitar seguir recordándolo.
Con ello se fue no sólo mi abuela, sino también mi creencia en la iglesia y en mi antigua religión; y con ello se fueron mis amistades y empecé a sentir el rechazo, el rechazo de la sociedad que me rodeaba porque empecé a acercarme al islam y a los musulmanes, y el rechazo de muchos musulmanes que nunca me tomaron en serio y no me consideraron nunca como una de ellos.
Hoy en día no me importan los regalos, ni tengo fiesta de cumpleaños, ni siquiera me importa ese día.
Pero no sólo por lo que pasó hace ya 15 años, sino también porque he madurado, porque soy madre de dos hijos, y porque soy consciente de que debo celebrar cada día que sigo aquí, cada minuto que sigo respirando.
Ya no quiero regalos, prefiero que ésos vayan dirigidos a mis hijos para que nunca les falte de nada.
Ya no quiero fiesta de cumpleaños, me conformo con el afecto de las personas más importantes en mi vida (aunque sea en la distancia)
Y ya no quiero celebrar que cumplo un año más, porque eso lo celebro cada día, y doy gracias a Dios (Allah) por cada momento que me permite seguir aquí.
Cumplir un año más quiere decir que sigo aquí disfrutando de todo lo que tengo y luchando por conseguir aquello que quiero.
Y que Dios (Allah) me permita seguir haciéndolo muchos años más, muchos días, muchos segundos; pero que en cada uno de ellos recuerde agradecerle que sigo aquí y que no ha decidido quitarme la vida que un día me dio.
La mayoría de los musulmanes, no todos, no celebra el cumpleaños porque islámicamente sólo hay dos fiestas que celebrar (el final de Ramadán y la fiesta del sacrificio del cordero).
Bajo mi punto de vista y siguiendo a muchos sabios del islam, no hay nada de malo en juntarse con los seres queridos para agradecer a Dios (Allah) la bendición de seguir con vida un año más y pedir que nos permita vivir muchos más para seguir adorándole y buscando cumplir nuestros objetivos. Pero eso sí, de nada sirve festejar si nos olvidamos de que nuestra vida depende de aquel que nos la ha dado.

¿Por qué el islam prohíbe las relaciones extra-matrimoniales?

Estamos acostumbrados a oír eso de que a las musulmanas se les busca un marido o se hacen matrimonios concertados en los que ni siquiera se conocen la novia y el novio, o casos en los que son de la misma familia. 
Eso no es islam, es algo cultural de ciertos países, árabes y/o musulmanes, pero no tiene nada que ver con la religión.
Ahora bien, sí es cierto que, por lo general, una pareja que se casa, nunca ha tenido contacto a solas ni han tenido un noviazgo previo a la boda.
¿Y eso por qué? ¿Cómo pueden casarse si no se conocen? ¿Y si la cosa no funciona?
El islam prohíbe todo tipo de relación fuera del matrimonio para asegurar el bienestar tanto del marido como de la mujer.
Puesto que una vez que existe un matrimonio, tanto el hombre como la mujer asumen una serie de obligaciones y derechos para con el otro.
Cuando hay una relación de noviazgo, sin matrimonio, no se asume ninguna responsabilidad. Simplemente, aquí estamos, hacemos lo que nos apetece, disfrutamos, y no tengo ninguna obligación contigo ni tú conmigo; si sale mal, cada uno por su lado y si te he visto no me acuerdo.
En estos casos, generalmente las mujeres, salen perdiendo en cuanto a sus derechos.
La mujer tiene derecho a que el marido la mantenga y a que el dinero que ella tenga sea suyo y sólo suyo, sin necesidad de compartirlo.
La mujer tiene derecho a trabajar si ella quiere, pero si no, la obligación de que no le falte de nada es cosa de su marido.
En caso de que existan hijos en la pareja, es obligación del padre procurarles alimento y vestido y que no les falte de nada.
Entonces, si en la relación no hay matrimonio, estos derechos y obligaciones se pierden.
¿Qué pasa si la mujer se queda embarazada y el hombre no quiere hacerse cargo y decide dejarla tirada? No hay nada legal que le obligue a reconocer a ese hijo y mantenerlo (aunque luego mediante pruebas de paternidad se pudiese demostrar).
En caso de que los dos trabajen, los dos comparten el dinero y pagan a medias, y si mañana la relación termina, el hombre no le debe nada a la mujer porque no estaban casados; mientras que habiendo matrimonio, en caso de divorcio, la mujer no se quedaría sin nada.
Incluso legalmente, fuera de la religión, si no hay matrimonio no hay régimen de bienes gananciales, lo que esté a nombre de uno el otro lo pierde por completo en caso de que la relación no funcione, por mucho que haya colaborado en ello.
Ahora bien, eso de casarse con un desconocido, debe de ser difícil e incluso arriesgado.
Y es que realmente no se casan sin conocerse.
Lo correcto sería que la chica y el chico hablen de manera distanciada y sin contacto físico ni íntimo, que comiencen a conocerse, y que formalmente él pida su mano y muestre interés por ella delante de su tutor (padre).
Entonces, pueden verse, siempre acompañados, hablar, tener un contacto, conocerse.
Y es así como se decide si es la persona con la que quieres iniciar un nuevo proyecto de vida, si es la persona con la que compartes intereses, gustos, aficiones, que te hace reír, en la que te puedes apoyar, etc.
Con esto no quiero decir que toda la gente musulmana, hombre o mujer, actúe correctamente, pues cada uno es muy libre de hacer lo que quiera y sólo Allah puede juzgar.
Aclarar también que en el islam está prohibido obligar a alguien a casarse en contra de su voluntad, que aunque es una teoría muy extendida, puede que sea algo cultural pero islámicamente no está permitido y así lo demuestran las enseñanzas que nos dejó el Profeta en sus relatos (hadices).
Que nadie se aproveche de nosotras, luchemos por nuestros derechos, y que cada persona, hombre o mujer, cumpla con sus obligaciones para con los demás.

Las relaciones de pareja

En pleno siglo XXI mucha gente se pregunta si todavía existen relaciones de pareja lejos del pecado y con un respeto, evitando la tentación. 
Pues la respuesta es Sí, todavía quedan personas que viven su relación respetando el mandato de Dios (Allah), evitando la tentación y alejándose del pecado.
Para una mujer y un hombre está prohibido quedarse a solas si no son matrimonio ni tampoco familia. Podemos resumirlo en que una mujer no puede estar sola con un hombre que podría ser legal e islámicamente su marido; y un hombre no puede estar solo con una mujer que pudiese ser su mujer.
Entonces, ¿cómo saben si es la persona adecuada para casarse?
Se sabe por el respeto que te demuestra, por la paciencia, por evitar la tentación, porque te unen a él/ella aficiones, gustos, intereses, etc, porque te saca una sonrisa, porque deseas su compañía y/o su conversación sin límite de tiempo; y sobre todo porque os une el deseo de uniros correctamente para seguir juntos el camino de vuestras vidas.
Antiguamente debía de ser todavía más complicado, pero hoy en día tenemos muchas facilidades de conocer gente y tener contacto con ellas sin que sea necesariamente en persona.
Conozco casos de chicas y chicos que se han conocido por redes sociales, o que se conocían de vista y la mayor relación entre ellos ha sido gracias a las nuevas tecnologías.
Y, sin necesidad de pecar, sin necesidad de caer en la tentación, se han conocido, se han comprometido, se han casado y han hecho su propia familia, y ¡les va genial!
La intención va antes que todo, y si una persona se mentaliza en algo, puede conseguirlo.
Si tú te mentalizas en que de verdad tienes temor de Dios, que no quieres desobedecerle, y que quieres formar tu familia islámica correctamente, puedes vencer a la tentación, a las dudas, y a todo.
Yo siempre he tenido miedo de Dios, miedo de su castigo por desobedecer lo que nos ha ordenado.
Y ese miedo ayuda a mentalizarse para afrontar lo que va surgiendo.
Y la confianza en Dios, la paciencia, mantenerse en una idea confiando en que de verdad puede existir, hace que al final las cosas salgan bien.
Llega un momento en el que aparece en tu vida un hombre (o mujer en caso contrario) que te muestra respeto, que te trata con simpatía sin sobrepasar los extremos de lo permitido y sin llegar a lo prohibido, que llegas a dudar sobre sus intenciones porque no ves que quiera ir demasiado rápido... Y ése es el hombre, ése es el momento de unir tu vida a la de otra persona para formar juntos una familia y seguir creciendo.
En cambio, si dejas de confiar, dejas de tener paciencia, pierdes la idea de que es posible.
Entonces es cuando caes en el error, en el pecado, en acercarte a hombres (a mujeres en caso contrario) que no compartirán su vida contigo, y a estar desaprovechando un tiempo del cual no tendrás ninguna recompensa; sino más bien remordimientos en un futuro.
Sé paciente, espera, y confía en Dios (Allah), que ese hombre está destinado para ti.
No te regales a nadie que no te merezca.
No pierdas la esperanza, los hombres (y mujeres) temerosos de Dios, creyentes y respetuosos, todavía existen.

El ejemplo de las personas

Desde niños nos fijamos, sin darnos cuenta, en la sociedad y en las personas que nos rodean.
Vemos el ejemplo de personas que nos producen admiración y decimos "quiero ser como él/ella" (quiero ser un gran actor, quiero ser ese médico tan amable, quiero ser una persona humanitaria...)
Pero vemos también otro ejemplo de personas, el que no queremos ser porque nos produce rechazo (no quiero ser como ese que fracasó por no estudiar, no quiero ser como aquel que se arruinó por ambicioso...)
En mi caso, siempre tuve muy claro algo que no quería ser: no quería ser una persona que viviese enganchada y dependiente de tabaco y alcohol.
Puede que parezca una tontería, pero siempre tuve miedo de probar este tipo de cosas por temor a crear un vicio y una dependencia de ellas en mi día a día.
En plena adolescencia, a todos se nos ha presentado la oportunidad de probar el tabaco y el alcohol; y cualquier adolescente tiene ese afán de curiosidad, de descubrir, de probar cosas nuevas, de parecer más mayor.
Pero yo, en ese momento de curiosidad y de querer avanzar, siempre tuve miedo a que, por probar, crease un vicio.
¿Y si lo probaba y me gustaba? Seguiría consumiendo hasta que fuese algo importante para mi.
¿Por qué iba a crear una dependencia de algo que iba a perjudicarme si yo no lo necesitaba?
Me bastaba con saber que son cosas que perjidican a la salud, que dañan el cuerpo día a día, que consumen a las personas, que tocan la mente y nublan la realidad.
Entonces, ¿para qué quería yo saber cuál era esa sensación? ¿Por qué iba a meterme en algo de lo que después, probablemente, no fuese fácil salir?
Siempre tenemos dos ejemplos en la vida:
- Lo bueno y lo malo
- Lo que beneficia y lo que perjudica
- Lo que ayuda y lo que hunde
- El que triunfa y el que fracasa
- El que vive y el que malvive
- El que gana y el que pierde
Tú eliges en tu vida quién quieres ser y cómo quieres vivir.
Mira bien los ejemplos, y ten en cuenta qué ejemplo quieres seguir, pero también qué ejemplo no te gustaría ser.

¿Y si en vez de musulmana me hubiese hecho monja?

No sería tan raro, podría haber sido también.
Siempre he sido una persona creyente y he intentado cumplir con la religión. 
Recuerdo en mi infancia querer cumplir con los 10 mandamientos que nos enseñaba la religión católica.
Quería aprender oraciones como el credo, el padre nuestro y demás, con gran interés y afán.
Me esforcé varias veces por leer la Biblia, aunque he de reconocer que me acababa aburriendo y nunca llegué a completarla entera.
Me encantaba conocer la religión, participar en la iglesia, ser una buena creyente, y mostrar ante todos mi fe y mis conocimientos.
Por lo tanto, no hubiera sido tan raro que me hubiese interesado por ser monja y dedicar mi vida a adorar a Dios (aunque también me llamaba la maternidad y los niños y no sé si lo hubiera conseguido).
Pero el destino, el qadr, lo que Dios había elegido para mí, fue que después de la muerte de mi abuela comenzase a dudar de mi fe en la iglesia y en la creencia que hasta entonces había tenido.
Y en ese momento, mis ganas de saber y de aprender hicieron que conociese el islam, la religión en la que encaminé mi vida para dedicar plena adoración a Dios en mi día a día y en todos mis actos, sin renunciar a la maternidad y a tener mi propia familia.
Ahora bien, socialmente, estoy segura de que si hubiese elegido ser monja en vez de musulmana a nadie le habría parecido tan descabellado.
"Una chica joven se ha metido a monja, pero tantas lo han hecho antes que aunque le tenemos lástima es algo normal, no es la primera"
"La hija de tal se ha hecho monja y vive en un convento, por eso se viste así y se tapa el pelo; es su obligación"
"Esta chica siempre fue muy beata y muy creyente, es normal que haya acabado así"
En cambio, elegí ser musulmana; y aquí es donde viene el conflicto:
"Pobre chica, se ha empezado a juntar con los moros y le van a comer la cabeza"
"Qué lástima que una chica tan joven desperdicie así su vida"
"La hija de tal se ha casado con un moro y le obliga a ponerse pañuelo, seguro que la maltrata y no le deja salir de casa"
Y así un largo etcétera que, aunque nadie ha tenido valor de decírmelo a la cara, ha llegado a mis oídos porque en un pueblo pequeño todo se sabe.
Señoras y señores opinólogos, he decidido ser musulmana por mi propia voluntad, porque quiero dedicar mi vida a adorar a Dios; pero no por ello he de renunciar a nada: soy madre, esposa, amiga, y muy libre de elegir mi futuro y lo que hago o dejo de hacer.
Y sí, llevo pañuelo y ropa larga, pero con ellos sigo estudiando para tener cada vez más conocimientos y más títulos y diplomas, no pienso dejar de aprender, y seguiré -si Dios quiere- siendo la buena estudiante que siempre fui, teniendo buenas notas, y destacando en todo aquello que haga: estudios reglados que me permitan trabajar en aquello que me gusta, y estudios islámicos que me permitan conocer más y mejor mi religión para así poder ser un buen ejemplo.

Los padres no musulmanes

El islam nos enseña que debemos respetar y querer a nuestros padres, y en general a nuestra familia. 
Pero, ¿y cuándo nuestros padres y familia no son musulmanes?
Los nuevos musulmanes, o musulmanes conversos, o regresados al islam, o como queramos llamarnos, nos encontramos con que somos el único musulmán o musulmana de nuestra familia, y esto a veces supone un problema para ellos.
A pesar de la negativa de nuestra familia hacia el islam, nosotros debemos de intentar siempre mantener el contacto y el buen trato con ellos, y demostrarles que el islam no nos aleja de ellos, sino que incluso nos acerca.
Si en algún momento la relación familiar con alguien (padres, hermanos, tíos, familia lejana) ha de romperse por algo, no debe de ser por nuestra iniciativa; sino porque ellos no quieren seguir en contacto con nosotros. Y aún así nosotros siempre debemos de intentar mantener esa relación, perdonar, no dar importancia a sus provocaciones, y no alejarnos, sino seguir siendo amables con ellos a pesar de todo, aunque a veces nos cueste.
Hay un capítulo (Sura) en el Corán en el que Luqman le aconseja a su hijo el buen trato y la obediencia a los padres, y se nos prohíbe abandonarlos o no atenderlos cuando les llegue la vejez.
También vemos varias veces en el Corán el ejemplo de Abraham (Ibrahim), que su padre no fue creyente; y el ejemplo que nos da es que pidamos a Dios (Allah) que lo guíe al camino correcto y le haga creyente.
En lo único que no debemos nunca obediencia a nuestros padres es si nos piden algo prohibido o si nos piden que abandonemos nuestra creencia en el islam y nuestra obediencia a Allah.
Seamos, a pesar de todo, un buen ejemplo, un buen hijo, un buen sobrino, un buen hermano, amable y servicial siempre.
Si ellos nos rechazan, nos faltan el respeto, se alejan de nosotros, ellos tienen su falta y por ello rendirán cuentas; pero que no tengamos que rendirlas nosotros por un mal comportamiento hacia ellos.

El trato a los padres

Con frecuencia vemos el testimonio de nuevos musulmanes diciendo que antes de su llegada al islam eran irrespetuosos con sus padres, desobedientes, maleducados... y que a partir de su llegada al islam se ha producido un acercamiento a los padres y a la familia en general por su parte.
El islam nos enseña que debemos tratar a nuestros padres con respeto y amor, y cuidar de ellos en la vejez como ellos cuidaron de nosotros en nuestra infancia.
Nuestra madre sufrió 9 meses de embarazo con numerosos inconvenientes, dolores y molestias; un parto doloroso, dos años de lactancia, se esforzó por educarnos, cuidarnos, alimentarnos, vestirnos...
La madre es la persona a la que más respeto y amor se le debe, después del amor y la obediencia a Dios (Allah) que está por encima de todo.
Nuestro padre trabajó duramente para que nada nos faltase, para traer dinero a casa con el que poder alimentarnos, vestirnos, darnos comodidades; y se esforzó también en que tuviésemos una educación.
Pero no sólo los padres merecen nuestro amor y respeto, sino que debemos hacer todo lo posible por mantener los lazos familiares unidos y tener trato con todo aquel con el que compartimos sangre y linaje.
He de decir que en algún momento yo no entendía muy bien esto de que haya que querer más a Dios por encima de nuestros padres y por encima de todo, pero es algo lógico puesto que él es el creador y el que está por encima de todo.
Si amamos a Dios (Allah) y le obedecemos y respetamos antes que a nadie, entonces estaremos en situación de poder pedirle; y él es el único que puede darnos o quitarnos cualquier cosa.
Si yo amo a Dios (Allah), el respeto hacia él hará que por obediencia ame también a mis padres y familiares; y hará que pueda pedirle a Dios por ellos.

Los hijos en el islam

En mi primer embarazo comencé a informarme sobre los diferentes métodos de crianza y educación de los hijos que existen, a fin de elegir para mis hijos el mejor.
A pesar de las numerosas veces que había leído el Corán, no me había detenido a pensar que ahí encontraba la mejor forma de crianza para mis hijos, y que casualmente fue la que más me gustó de todo lo que leí.
El islam, a través del Corán y la Sunna (tradición profética) nos enseña una crianza respetuosa y natural:
- Se deberá amamantar, siempre que sea posible, hasta los dos años. Por lo tanto, lactancia materna, sin duda.
- No podemos castigar físicamente a nuestros hijos, sino que hay que enseñarles y educarles de manera respetuosa. Fuera los castigos y no levantar la mano.
- Tanto el hombre como la mujer son responsables de la educación de los hijos. Educación y crianza compartida.
- Se prohíbe evitar a los hijos por temor a la pobreza, pues todo sustento viene de Dios (Allah) y él se encargará de la provisión de padres e hijos. No al aborto.
- No es más importante un sexo que otro, sino que son por igual una bendición tanto los hijos como las hijas. Igualdad de género.
- No se pude tener preferencia por uno de los hijos, ni consentirle más, ni hacerle más regalos, etc. Igualdad entre todos los hijos, mismos derechos y obligaciones.
En resumen, la crianza con apego, respetuosa y natural, propia de antiguas generaciones y que otra vez vuelve a estar de moda, es curiosamente la misma que nos enseña el islam a través de la palabra de Dios en el Corán y de las enseñanzas del profeta Muhammad a partir de lo que Dios le enseñó a él.

Las fiestas de los musulmanes

Tenemos únicamente dos fiestas al año, llamadas Eid.
El Eid Al Fitr es la fiesta que marca el final del mes de Ramadán (9 del calendario lunar) e inicio del siguiente mes lunar, llamado Shawwal (mes 10). 
Por lo tanto esta fiesta se celebra el día 1 del mes de Shawwal, que este año ha coincidido con el día de hoy, 17 de julio; tras 29 días de ayuno que ha durado el mes de Ramadán. Seguido también de los días 2 y 3 de Shawwal, que se consideran también festivos por este Eid.
El Eid Al Adha es la fiesta del sacrificio y se celebra 40 días después, el día 10 del mes de Dhul Hiya (mes 12).
En este día se celebran varias cosas:
- La primera de ellas y más importante es el recuerdo del sueño que tuvo el profeta Abraham (Ibrahim) -que la paz sea con él-, en el que Dios (Allah) le ordenaba matar a su hijo Ismael (Ismail) -que la paz sea con él-.
Por obediencia al creador, estaba dispuesto a sacrificar a su hijo, y en el último momento Allah le hizo parar el cuchillo y descendió un cordero para que lo sacrificara en lugar de a su hijo, pues ya había demostrado fe y sumisión.
- La segunda cosa que se celebra es que, durante este mes de Dhul Hiya (el mes 10 lunar) se lleva a cabo la peregrinación, y es el día 10 de este mes cuando los peregrinos la terminan.
Las dos fiestas son similares.
Se comienza el día con un rezo extra a parte de los obligatorios seguido de un sermón (jutba).
Y el resto del día se aprovecha el tiempo en celebrar con la familia, amigos, vecinos, y con todos los musulmanes en general. Es un día de hermandad, de unión.
La mayor diferencia es que en el Eid Al Adha (fiesta del sacrificio), después del rezo del Eid se sacrifica un cordero (u otro animal).
Cabe decir también que hay una tercera fiesta, semanal, que es los viernes, día más importante de la semana y marcada por el rezo del viernes y su sermón (jutba).

La importancia del viernes

El viernes es el mejor día de la semana. 
Los musulmanes tenemos en las mezquitas el sermón los viernes en el rezo de mediodía especial de este día.
Pues en los demás rezos sólo rezamos, nunca se escucha sermón.
Y ¿por qué el viernes?
Hay relatos (hadices) en los que aparece reflejada la importancia del viernes:
Allah (Dios) creó a Adam (Adán) un viernes, le puso en el paraíso y le sacó de él también un viernes.
Adam murió también un viernes.
El viernes hay una hora en la que todo lo que pidamos a Allah (Dios) será concedido.
Y el día del juicio final comenzará también un viernes.

Los musulmanes ¿sucios?

Soy de un pequeño pueblo en el que la agricultura y la ganadería son las dos principales industrias que mantienen la economía. 
La mayoría de extranjeros (musulmanes o no) que viven allí desde antes de que yo me fuese del pueblo hace 10 años se dedican a la agricultura y a la ganadería.
Por lo tanto no es raro escuchar a la gente decir que "los moros huelen mal y son sucios"
¿Cómo pueden decir esto?
Cualquier persona que trabaje en el campo llega a casa oliendo a trabajo del campo, y cualquier persona que trabaja con ovejas y cabras llega a casa oliendo a ganado; sea de donde sea.
Pero no sé cómo pueden juzgar a los musulmanes y/o a los árabes de "sucios", ¡si supieran!
Un musulmán creyente nunca puede ser sucio.
¿Por qué?
Porque los musulmanes tenemos que rezar 5 veces obligatorias al día, y una de las condiciones del rezo es haber hecho las abluciones necesarias, lavarse.
Esto quiere decir que, en ocasiones, tenemos que lavarnos 5 veces al día. ¿Qué suciedad puede quedar?
Orinar anula la ablución, defecar, expulsar gases, e incluso hasta dormir la anula.
Por lo tanto si entre un rezo y otro sucede cualquiera de estas cosas es obligatorio lavarse antes de volver a rezar.
Y esas abluciones para el rezo consisten el limpiar las partes íntimas con agua, lavarse las manos, la boca, la nariz, la cara, los brazos, pasar la mano por la cabeza y orejas y lavarse los pies.
Y todavía más.
Las relaciones sexuales o el fin de la menstruación o puerperio son impurezas mayores que requieren de un lavado más completo que consiste en el mismo que acabo de mencionar, añadiendo que después te laves todo el cuerpo, de la cabeza a los pies, y que el agua entre incluso en el ombligo, en cada parte de tu cuerpo.
Por lo tanto, un musulmán siempre debe de estar limpio para dirigirse a Allah (Dios) en el rezo, y eso hace que sea igual de limpio con la gente.
Pero la cosa no queda aquí.
En la tradición del Profeta se nos ha enseñado que es muy recomendable bañarse cada viernes, puesto que el viernes es el mejor día de la semana.
Y se nos ha enseñado también que es obligatorio para un musulmán ducharse mínimo una vez a la semana.
También se nos ha enseñado que hay que contar las uñas, el vello púbico y depilarse las axilas como mucho cada 40 días para impedir que tengamos suciedad.
Por lo tanto, antes de tratar a un musulmán de sucio, deberíamos pensar que un musulmán se lava los pies 5 veces al día; mientras que otras personas no se lavan la cara ni una sola vez.

¿Por qué le llamamos Allah a Dios?

Los musulmanes creemos en un Dios único, en el mismo que creen los cristianos y los judíos.
En el Sagrado Corán explica claramente que ésta es la última revelación aclarando la Biblia y la Torá, puesto que éstas son revelaciones anteriores también procedentes de Dios.
Entonces, si es el mismo Dios el que ha revelado los libros sagrados y ha enviado profetas y mensajeros, ¿por qué los musulmanes le llamamos Allah?
Allah es una palabra árabe que significa Dios.
Por lo tanto, si leemos una Biblia en árabe pondrá Allah cada vez que se refiera a Dios.
Nosotros utilizamos la palabra Allah en árabe por varias razones.
Una de ellas es porque seguimos el Corán tal cual fue revelado en árabe.
Pero otra razón es que la palabra "Dios" se puede conjugar en masculino, femenino (diosa) y plural (dioses/diosas); mientras que Allah no se puede conjugar, no tiene género ni número.
Y puesto que Dios, el creador, no tiene género ni número, la mejor manera de llamarlo sin asociarle nada es llamándole Allah.

¿Ni virgenes ni santos?

Pues no, los musulmanes no tenemos imágenes a las que adorar.
Y es que yo tampoco comprendo porqué se adoran imagenes en otras religiones.
Antes de ser musulmana también era creyente, practicante y fiel a la iglesia.
Y siempre he tenido una duda, ¿cómo puede haber virgen del Carmen, virgen del Rosario, virgen de los Llanos, virgen niña y no sé cuantisimas más? Si la única mujer que fue madre siendo virgen fue Maria, la madre de Jesús (que la paz sea con ellos)
Y los santos, ¿qué adoración merecen? ¿quiénes fueron exactamente?
No entiendo esa adoración que se hace las imágenes cuando tenemos claro, en todas las religiones, que hay un único creador, el Todopoderoso, el Misericordioso, el que nos da y nos quita.
Entonces, si tenemos claro que el único que puede perdonarnos, ayudarnos, proveernos, etc. es Dios (Allah en árabe), ¿cómo se le puede rezar a virgenes y santos? ¿cómo se les puede pedir y se le hacen promesas y ofrendas? Si ellos no tienen ningún poder.
¿No es más lógico rezarle a Dios que nos ha creado, que nos provee, que puede perdonarnos, que puede ayudarnos, y que será el Juez el día del Juicio Final?
Y con esto sólo digo que el único que merece ser adorado es Dios (Allah).
Porque por supuesto que los musulmanes creemos en Jesús, en María, en Abraham, Ismael, Isaac, Jacob, Noe, Zacarias, Lot, Job, Juan, José, y en todos los profetas y mensajeros de Allah (que la paz sea con ellos)

No sabemos si habrá mañana, ni siquiera si seguiremos aquí dentro de un segundo

Asusta pensar en la muerte, y vivimos pensando en que todavía somos jóvenes, que nos queda mucha vida por delante, y que ya tendremos tiempo de hacer esto, lo otro y aquello.
Pero siendo realistas, no tenemos seguridad ni de que dentro de un segundo vayamos a seguir con vida.
En el Corán, Allah nos enseña que él lo ha creado todo y que puede destruir toda la creación en el momento que él quiera, ¡y qué gran verdad!
A veces pensamos que podemos sufrir un accidente, o que una enfermedad puede terminar con nuestra salud, ¡pero hay tantas situaciones que no nos paramos a pensar!
Ahora estamos aquí, pero de repente sucede un terremoto, la tierra se hunde, y llega el fin de mucha gente mayor, joven, niños e incluso bebés en el vientre de su madre que no han llegado a nacer.
Del mismo modo, empieza a llover y el agua puede ser una bendición para las cosechas, para refrescar, etc. Pero si Dios quiere haría caer tal cantidad de agua que fuese el fin, que se desborden ríos, se innunden nuestras casas, y que no haya salvación.
Así es, no podemos saber cuándo ni cómo llegará nuestra hora, pero tenemos la seguridad de que en algún momento llegará.
Claro está que deseamos que ese momento se retrase mucho y nos permita vivir y disfrutar todo el tiempo posible.
Pero sólo Allah, Dios, el creador de todo, conoce nuestro destino y nuestra hora.
Vivamos cada día de la mejor manera posible porque no sabemos si habrá un mañana, y cuando tengamos la seguridad de que queremos hacer algo, no esperemos a luego por si ese luego nunca llega y nos vamos de aquí sin haberlo hecho.
Como dice el refrán: No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.
(Y aprovecho este post para animar a toda esa gente que cree en Allah, en el Corán y en el islam para que se decidan y den ese paso, por si no hay mañana.
No importa que no puedas cumplir con todas las obligaciones que nos ordena Allah desde ya, ni que vayas a alejarte de todo lo que se nos ha prohibido en ese mismo momento.
Pero al menos, si no hay mañana, morirás habiendo dado fe de tu creencia)

La hermandad y el apoyo de los musulmanes

Algo que llama la atención incluso a las personas que no son musulmanas y hasta aquellos más racistas, es el apoyo y la ayuda que se prestan mutuamente entre los musulmanes, aún sin conocerse.
Aunque no todos los musulmanes cumplen con todos los preceptos islámicos y con el verdadero comportamiento del musulmán, sí es cierto que el islam, el Corán y la Sunna (tradición profética) señalan como una de las cualidades del musulmán la hermandad.
Como musulmanes debemos ayudar a cualquier persona, musulmana o no.
Ser solidario.
Ser comprensivo.
Ser empático y ponernos en el lugar de los demás.
Y entre los musulmanes, se nos ordena la hermandad, querer para tu hermano musulmán lo mismo que quieres para ti mismo.
En mi experiencia personal puedo decir que siempre he recibido buen trato de los musulmanes, que siempre han sido generosos en la medida de lo que han tenido, que no han dudado ni un momento compartir conmigo todo aquello que han tenido para ellos, en definitiva, que han sido siempre, por regla general, buenas personas.
También he de reconocer que llama la atención que, entre los musulmanes, siempre he visto que se ayudan.
No importa si conocen a una persona o es un desconocido, basta con saber que esa persona necesita algo, que no dudan en abrirle las puertas de su casa, sentarle a su mesa, e incluso darle cama.
Ser musulmán no es algo malo, sino todo lo contrario, ser musulmán nos enseña a ser buenas personas con los demás, musulmanes o no.
Aunque claro está, hablamos siempre del verdadero islam, de la verdadera esencia del Corán y las enseñanzas del profeta Muhammad; pues siempre hay personas que, a pesar de ser musulmanes, no se comportan de manera correcta y manchan la imagen de una religión tan bonita y generosa como es el islam.

Otra gran pregunta, ¿y no comes cerdo?

Dicen que del cerdo están buenos hasta los andares, por eso la mayoría de la gente no entiende cómo podemos vivir los musulmanes sin comerlo.
Pues se vive estupendamente porque gracias a Dios hay otros muchísimos alimentos y muchísimas carnes con las que podemos alimentarnos sin necesidad de desobedecer a Dios.
En el Corán, Dios (Allah) nos ha prohibido la carne de cerdo, entre otras cosas.
Y lo que se nos ha prohibido no es sino con el fin de apartarnos de algo malo, de algo que afecte a nuestra salud.
Pero lo que más llama la atención es que no sólo se nos ha prohibido el cerdo a los musulmanes, sino que se prohibió también en la Biblia.
El hecho de que los cristianos coman cerdo desobedeciendo las enseñanzas de su libro sagrado no es motivo para que se nos critique a los musulmanes por obedecer.
La Biblia dice en Deuteronomio 14:3-8 :
"No comas abominación alguna. He aquí los animales que comeréis: el buey, la oveja y la cabra; el ciervo, la gacela y el corzo; cabra montés, el antílope, el búfalo; la gamuza; todo animal que tenga la pezuña dividida y el pie hendido y rumie; pero no comeréis... EL PUERCO, QUE TIENE LA PEZUÑA HENDIDA, PERO NO RUMIA, ES INMUNDO PARA VOSOTROS. NO COMERÉIS SUS CARNES NI TOCARÉIS SUS CADÁVERES..."
Numerosos estudios demuestran que el metabolismo del cerdo excreta una mínima parte de los productos de deshecho, con lo cual la mayoría se queda almacenado en su grasa. Estas sustancias son toxinas que el organismo humano acumula si lo consume.
1-El cerdo es considerado como una de las carnes que más colesterol contiene, el incremento del colesterol en el flujo sanguíneo aumenta las probabilidades de tener obstrucción de las arterias. Los ácidos grasos en el cerdo tienen una formación inusual, si se los compara con los ácidos grasos de otros alimentos, lo que hace que sean absorbidos más fácilmente por el cuerpo, aumentando los niveles de colesterol.
2-La carne y la grasa de cerdo contribuyen a la distribución del cáncer de colon, recto, próstata y sangre.
3-La carne y la grasa de cerdo contribuyen a la obesidad y enfermedades relacionadas que son muy difíciles de tratar.
4-Comer cerdo produce sarna, alergias y úlceras estomacales.5-Comer cerdo causa infecciones pulmonares que provienen de las tenias e infecciones microbianas de los pulmones.

Escuchar la recitación del Corán me ponía muy nerviosa

El Corán en español no es auténtico, sino que es una interpretación de significados.
Por eso debemos esforzarnos en aprender el Corán en árabe, que es la auténtica palabra de Allah (Dios).
Es lógico que, los que no hablamos árabe de nacimiento, no entendemos ni una palabra del Corán, pero para eso tenemos las traducciones y explicaciones, que nos ayudan a comprender lo que quiere decir.
Cuanto más te gusta el islam, más interés tienes por aprender y saber.
Y te esfuerzas por reconocer las letras árabes, y por repetir y memorizar la recitación del Corán en árabe.
Pero hace años, escuchar la recitación del Corán me ponía los pelos de punta.
No podía, tenía que quitarlo en menos de 5 minutos de lo nerviosa que me ponía.
¿Y por qué?
¿Porque no entendía lo que decía? No creo, porque canciones en otros idiomas tampoco las entiendo del todo y aún así las escuchaba.
¿Por la voz del recitador? Tampoco, porque hay muchos.
¿Por la importancia de cada palabra y cada letra? Pues seguramente fuera por eso.
Es tan importante que, a lo mejor, saber que no estaba cumpliendo con todo lo que debía; o pensar que no me esforzaba lo suficiente por aprender, me hacía terminar no escuchando.
Y esto nos suele pasar mucho, huimos de nuestras obligaciones cuando sabemos que no las estamos cumpliendo, y no queremos reproches por ello.
Así que creo que eso hacía yo.
Escuchaba el Corán y en mi corazón sentía como un reproche por lo que no estaba haciendo, así que lo quitaba y se acabó el problema.
Pero poco a poco me fui interesando más por el islam, y así también por el Corán.
Y poco a poco empezó a gustarme escuchar recitaciones del Corán.
Y poco a poco comencé a memorizar y a aprender cada día un poco más para recitar correctamente.
Aunque pueda parecer una tontería, recuerdo que en la iglesia también ponían unos cantos gregorianos o algo así que tampoco estaban en español; a lo mejor es que también hay algo que no se puede traducir o que se quiere conservar el original.

Desde Ramadán 2001 hasta Ramadán 2015

Han pasado 14 años desde que comenzara ha interesarme por el islam, y por el mes sagrado de Ramadán.
Hoy, 1 de Ramadán, puedo decir con orgullo que siento realmente lo que significa Ramadán y que conozco casi todo lo que está permitido, lo que no, lo que anula o no el ayuno, las cosas que debemos hacer, y cómo llevar bien el día a día en este bendito mes. 
Los años me han servido para aprender y para acercarme más a mis obligaciones con Dios.
Mi primer Ramadán no sabía ni que existía un horario concreto para el ayuno, y ahora tengo un gran conocimiento gracias a Dios.
Pero este año es importante y especial para mí, pues tengo dos hijos que quiero que sientan desde pequeños la importancia de los actos de adoración y los pilares del Islam.
Así, este año he querido decorar la casa con manualidades para que se den cuenta de que hay algo especial.
A penas hemos coloreado un par de carteles y hemos hecho un par de adornos, pero es una manera de que ellos vayan viendo que hay un momento especial, diferente al resto del año.
Dios no nos da dificultades, sino que nos ha permitido facilidades y exige a cada uno sólo en medida de sus posibilidades.
Una mujer embarazada tiene el permiso para no ayunar si teme por su salud o la de su bebé.
Y una mujer que amamanta, tiene el mismo favor para no ayunar si teme por ella o por su hijo.
Ante todo, la salud y el bienestar, pues Dios conoce nuestras circunstancias, nuestras dificultades, y nuestra sincera intención.
Que Dios (Allah) facilite el ayuno a todos los musulmanes, nos recompense y acepte nuestras obras en este bendito mes.

¿Qué supone el ayuno?

El ayuno es un esfuerzo que debe servirnos para: 
-Controlar nuestros impulsos, tanto en la alimentación como en el comportamiento.
-Empatizar con las personas que tienen dificultades. 
-Valorar todo lo que tenemos y agradecer por ello.
-Ser paciente ante las dificultades, soportando el hambre y la sed buscando la recompensa de Dios.
-Aprender a esperar y aprovechar el tiempo.
El ayuno es un beneficio para el cuerpo.
El hecho de pasar un largo periodo activo sin ingerir supone que el cuerpo tenga que buscar energía y calorías en las reservas que tiene. Por eso quemamos grasa acumulada, eliminamos colesterol, y nos liberamos de toxinas.
El ayuno es un beneficio para la mente.
Ser consciente de lo que supone el ayuno ayuda a despejar la mente, a desconectar de la rutina, a buscar la tranquilidad en nuestros actos de adoración.
El ayuno supone perdón, cercanía, igualdad, hermandad...
La recompensa de las acciones del ayunante supone perdonar a quien nos ha ofendido, y pedir perdón a quien nosotros hemos dañado.
El hecho de que todos estamos ayunando nos acerca, nos anima a relacionarnos y a compartir.
No importa lo rico que uno sea, pues pasará el periodo de ayuno de la misma manera que el pobre.
Todos los musulmanes en cualquier parte del mundo nos sentimos unidos por el ayuno.
El ayuno es bueno porque nos ayuda en esta vida y nos recompensará en la otra si Dios quiere.

Lo que no es Ramadán

Aunque pueda parecerlo por el comportamiento de muchos musulmanes:
-Ramadán no es un mes de descanso, el ayuno durante el día no consiste en pasar el día durmiendo. 
-Ramadán no es un mes de derrochar dinero, sino de ser generoso con aquellos que lo necesitan.
-Ramadán no es un mes para grandes comidas y fiestas, sino que es un mes para controlarnos y ser comedidos; y aunque se ayuna durante el día no hay que montar un festín de comida cada noche.
-Ramadán no es un mes para las relaciones con la gente, pues aunque es muy bueno juntarnos a comer con familiares o amigos, a quien más debemos acercarnos durante el periodo de ayuno y durante la noche es a Dios, a Allah.
Cada minuto cuenta, ¡aprovéchalo y acércate más a Dios!

¿Qué es realmente Ramadán?

Ramadán es el nombre del noveno mes del calendario lunar islámico. 
En este mes está prescrito el ayuno obligatorio para todos los musulmanes adultos y con capacidad para hacerlo.
Esta obligación comienza con la pubertad, sobre los 13-15 años.
Pero le islam da facilidades, Allah (Dios) no exige a nadie por encima de sus posibilidades.
Por eso ha concedido a los enfermos, a las personas que están de viaje, a las mujeres embarazadas o que amamantan, y a los ancianos, el favor de poder no ayunar, sin que esto sea un pecado para ellos.
Por supuesto deben cumplir unos requisitos, pero Dios no obligaría a nadie a ayunar poniendo en peligro su salud.
Ramadán es el mes en el que se le reveló el Corán al profeta Muhammad, por eso debemos esforzarnos más durante este mes en leer, comprender y aprender el Corán.
Ramadán es un mes de bendiciones, de bien, de generosidad.
Durante este mes nuestras acciones son más recompensadas por Dios, y nuestras faltas más graves.
Por ello, Ramadán supone una gran oportunidad para mejorar como personas y como creyentes.
El ayuno de Ramadán consiste, ante todo, en evitar la comida, la bebida y las relaciones sexuales desde que amanece hasta que anochece.
El ayuno es abstinencia.
Pero no sólo abstinencia física, sino que también consiste en alejarnos de las malas palabras, los malos comportamientos, olvidar el odio y el rencor, perdonar, etc.
Y el ayuno es esfuerzo.
Esfuerzo en aguantar un largo periodo de tiempo sin comer ni beber, esfuerzo en aumentar actos de adoración, esfuerzo en ayudar a los demás, ser más generoso...
Ramadán es el mes del bien, el momento de ser mejores personas, y un buen momento para el cambio, para reconducir nuestra vida a la obediencia al creador.

La dawah, ayudar a entender el islam

Fue tan difícil para mí llegar a conocer el verdadero islam sin ayuda, que a día de hoy me encanta ayudar a la gente a que puedan comprender.
La dawah es predicar el islam, enseñar su verdadera esencia, ayudar a comprender tanto a musulmanes, como a no musulmanes o a personas que se interesen por el islam.
Dice en el Corán que no se puede forzar a creer ni obligar a nadie a que sea musulmán.
Cosa que me parece admirable puesto que deja bien claro que el hecho de ser musulmán es una decisión libre.
Pero como musulmanes debemos predicar, en principio, dando un buen ejemplo del verdadero islam.
Y por supuesto ayudar a entender a todo aquel que quiera saber.
Por eso, estos últimos años, estoy dedicando mucho tiempo a enseñar, a predicar, a que puedan comprender, y a demostrar que el islam no es malo, sino todo lo contrario.
Ya que yo encontré muchas dificultades en su momento para aprender, y me equivoqué tantas veces por desconocimiento, ahora me alegro de poder ser de ayuda para alguien.
Simplemente recomendando un libro, enseñando un hadiz (texto de tradición profética), compartiéndole una fatwa (veredicto islámico sobre algo), ayudando a comprender el porqué, o dónde puede encontrar respuestas; para mí es más que suficiente.
Y esto me hace sentir bien, no sólo por sentir la admiración de las personas (cosa que agradezco profundamente), sino porque sé que Dios me recompensará todo el esfuerzo y tiempo que dedico a ello.
Esforcémonos por se un buen ejemplo del verdadero islam y borremos esa mala imagen que se tiene de nuestra religión.

Los musulmanes y la relación con nuevas musulmanas

Antes de nada decir que no se puede meter a todos en el mismo saco y que no todos son igual, pero sí la gran mayoría.
Cuando los hombres musulmanes se enteran de que una española se interesa por el islam, no tardan en buscarla e ir detrás de ella como moscones.
Unos buscan pasar el rato y alardear de que tienen una novia española, a pesar de ser algo prohibido en el islam.
Otros buscan los papeles y se acercan a ti supuestamente para enseñarte su religión o mostrarte admiración por tu interés en el islam.
Y entre ellos mismos parece que compiten a ver quién se lleva el premio y quién es capaz de quedarse con la española.
No les importa que esa relación sea un pecado ante los ojos de Dios.
No les importa la mala imagen que dan de los musulmanes.
Y ni siquiera les importa si tienes 20 años menos que ellos, o si son de la edad de tu padre.
Pero no quitemos importancia a las mujeres musulmanas.
En cuanto se enteran de que una española es musulmana o tiene interés por el islam, pero no tiene marido, enseguida salen hijos, primos, sobrinos, hermanos o lo que sea para casarse contigo.
Y vuelvo a decir que no se puede juzgar a todos por igual, porque hay hombres que de verdad intentan acercarte a la religión desde el respeto y sin intentar pasar los límites a lo prohibido; al igual que también hay mujeres que intentan enseñarte y apoyarte sin buscarte un marido.
Pero estas personas, las que de verdad te ayudan, son las mínimas. Es triste, pero es así.
Señores, señoras, que sea española y quiera ser musulmana o ya lo sea, no quiere decir que busque desesperadamente un marido ni mucho menos un novio con el que pasar el rato.
Preocupense de dar una buena imagen del islam, de enseñar la verdadera esencia de una religión como la suya.
Y recuerden que el destino ya está escrito por Allah, y me terminaré casando con quien Allah ha escogido para mí.

La relación fuera del matrimonio

En el islam, como en las demás religiones aunque sea algo que se ha ido perdiendo, están prohibidas las relaciones fuera del matrimonio. 
Pero, ¿respetan esto los musulmanes?
Pues tristemente, no.
Siempre hay algunos musulmanes rectos que sí respetan este principio, pero son muy pocos.
Por lo general, no basta con conocer a una persona y querer pasar tu vida junto a él/ella; sino que se hace una relación más larga para conocerse antes de casarse.
Y estas relaciones extra matrimoniales, además de estar prohibidas, en muchos casos no llegan a ninguna parte.
Mientras que, otras relaciones en las que dos personas se conocen, hablan unas cuantas veces siempre respetando y sin tener intimidad, se casan y comienzan a hacer vida juntos cumpliendo con lo que Dios ha ordenado, suelen tener más éxito.
¿Por qué?
Pues yo pienso que cuando hay relación antes del matrimonio y pasa tiempo, pueden pasar tres cosas:
1- que cuando llega la hora de decidirse ya se conocen demasiado, saben lo bueno y lo malo de esa persona, y se crea un prejuicio de "yo esto no lo voy a aguantar"
2- que se cansan de conocerse y quieren conocer a otras personas antes de decidirse.
3- que cuando se casan ya se ha perdido toda la magia del principio.
En cambio cuando dos personas se conocen y en muy poco tiempo se deciden a casarse, la relación tiene más éxito porque aprendes a conocer a esa persona en la convivencia del día a día, aprendes a convivir con sus defectos y virtudes, y como no conoces a nadie más no puedes comparar.
Por supuesto, no nos olvidemos de que una relación halal (permitida) que cumple con la orden de Dios siempre estará protegida y bendecida por Dios.
Puede fracasar también, pero al menos sabes que no has desobedecido a Dios en ningún momento y por lo tanto no tienes esa falta sobre ti.
Dice Allah (Dios) en el Corán que puede que te disgusten muchas cosas, pero en ellas haya para ti un beneficio. Y también que puede que muchas cosas sean desagradables pero otras muchas sean buenas para ti.
Y eso es lo que debemos coger siempre, el lado bueno de las cosas.
A lo mejor tu marido no es detallista y no te trae regalos a menudo, pero en cambio te ayuda con todas las tareas de la casa.
Puede que tu marido sea desordenado pero es siempre paciente y amable contigo.
Puede que tu mujer sea impaciente pero siempre trata de complacerte.
Quedémonos siempre con el lado bueno de las cosas, y busquemos siempre complacer a Dios para que nos proteja y nos ayude.

¿Española y musulmana?

La gente no acaba de comprender esto.
Musulmán = árabe = moro (sin ánimo de ofender, es la expresión más común)
Pues no, ni mucho menos, la mayoría de musulmanes del mundo no son árabes ni hablan árabe.
El islam es una religión, independiente de nacionalidad o cultura.
Al igual que hay españoles protestantes, evangelistas, ateos... También hay españoles musulmanes.
Y del mismo modo hay árabes que no son musulmanes.
Si esta pregunta te toca responderla cuando ya estás casada, lo entienden enseguida. "Ah bueno es musulmana porque está casada con un musulmán, la obliga su marido"
Pero si la pregunta es antes de estar casada, "¿española musulmana?, no puede ser, si tú eres de aquí, no puedes ser musulmana".
Señoras, señores, soy española, de padres y abuelos españoles, este es mi origen.
Pero soy musulmana porque el islam es la religión que he elegido, que me gusta y en la que creo.
Yo siempre creí que no era la única española musulmana, que habría más.
Pero no conocía a ninguna española ni tampoco español que fuese musulmán. Así que no podía evitar sentirme como un bicho raro que es lo que era para todo mi entorno.
Pero con el tiempo he conocido a muchas españolas y españoles musulmanes. Muchos de ellos musulmanes antes de tener pareja incluso, como en mi caso.
Con los años tengo una larga lista de amigas españolas musulmanas.
Y otra larga lista de personas que, sin conocerlos personalmente, me parecen admirables.
El Sheij Vicente (Mansur) Mota, por ejemplo, un valenciano musulmán que ha estudiado hasta el punto de ser imam y sheikh, una persona que conoce el Corán, su interpretación, y capaz de dar discursos islámicos con un gran conocimiento.
Amparo Sánchez, presidenta del Centro Cultural Islámico de Valencia, y a quien pude escuchar en una conferencia en Albacete en el año 2009.
Así es, somos españoles/as y musulmanes.
Incluso en muchos casos hemos estudiado tanto del islam que tenemos mucho más conocimiento que personas que son musulmanas toda su vida, gracias a Dios.
El islam es una religión, una forma de vida, abierta a todo el mundo sin importar nacionalidad, idioma, cultura, país...

El encanto de una mezquita, su sencillez

A menudo nos preguntan cómo es una mezquita, qué hay, cuál es su encanto...
Pero la gente se sorprende al decirles que no hay nada en especial, ni hay imágenes como en la iglesia, ni hay altares, ni valiosos cálices, ni oro, ni siquiera bancos para sentarse.
Entonces ¿Qué hay ahí? ¿Qué tiene de especial?
Pues básicamente eso, su sencillez.
Es un lugar para adorar a Dios, para rezarle, para agradecerle, para pedirle, simplemente.
Al contrario que en las iglesias, los musulmanes creemos más necesario ayudar a los que tienen pocos recursos o invertir en proyectos de información de islam, que gastar una cantidad inmensa de dinero en adornos e imágenes que a nosotros no nos suponen nada.
Por supuesto que creemos en Jesús (que la paz sea con él) y en su madre María (que Dios la tenga en su gloria) pero a quien debemos adoración es únicamente al creador, a Dios.
He visto varias mezquitas y centros islámicos, cada uno con su encanto, y en todos se puede apreciar ante todo la sencillez.
El primer Centro islámico que visité fue el de Albacete, humilde pero de gran ayuda para los musulmanes y para mí que estaba empezando.
Más adelante visité la mezquita M-30, Centro islámico de Madrid, preciosa sin duda y ni punto de comparación con el de Albacete.
Luego hicieron centro islámico en los locales de la casa familiar de mis padres, donde pasé mi infancia. Humilde, pequeño, pero de gran utilidad para los musulmanes de la zona.
En Alicante he podido ver el antiguo Centro islámico de la playa, y la nueva Mezquita Grande, preciosa y muy bien distribuida para aprovecharla al máximo.
He podido visitar también la conocida Mezquita Kutubia en Marrakech, altísima y preciosa con una antigüedad e historia que merece la pena su visita.
Y actualmente en. Estrasburgo (Francia) muy al contrario de lo que la gente piensa por la idea del racismo en este país, hay mezquitas en cada barrio y una mezquita grande que es, sin duda, la más bonita que he podido ver hasta ahora.
Quiera Dios que pueda visitar muchas más y encontrar en todas la hermandad y solidaridad propia de los verdaderos musulmanes.
Y quiera también que mucha gente tenga oportunidad de visitarlas y descubrir el encanto de la sencillez.

Rezar 5 veces al dia ¿siempre?

No lo voy a,negar, al principio cuesta y se hace pesado.
Llega la hora del rezo y dices ¿otra vez? Luego lo hago... Y así se te juntan dos rezos, o tres, y dices ¡qué cansancio, es mucho! Ya rezaré mañana...
Pero es cuestión de crear un hábito, y de no perderlo una vez creado.
Igual que tenemos el hábito de lavarnos los dientes antes de dormir, igual que mucha gente tiene por costumbre tomarse su café después de comer, igual que nos lavamos la cara al despertar... Todo son hábitos que hemos creado y que lo hacemos sin darnos cuenta.
Con el rezo, es igual.
Imagina un río en la puerta de tu casa que tienes que cruzar 5 veces al día para entrar o salir.
Pues lo mismo suponen las 5 oraciones del día, 5 momentos de cruzar ese río que nos limpiará nuestras faltas.
Así lo expresan los hadices del profeta Muhammad; y dice también que el rezo borra las faltas que han habido entre ese y el anterior.
Lo que pasa es que, para establecer un horario de rezo, como antiguamente no había relojes, se puso con las fases del sol y la luna. Y así se sigue haciendo para no modificar la tradición del islam desde que se revelara la palabra de Dios en el Corán.
Aunque actualmente se relaciona cada momento con una hora exacta, que varía cada dia uno o dos minutos.
Y esto lógicamente se ve influido por el día más corto en invierno y más largo en verano.
El primer rezo de cada día es cuando empieza a amanecer, pero antes de que salga el sol.
El segundo rezo es al mediodía.
El tercero por la tarde.
El cuarto cuando el sol empieza a ponerse y puede verse la luna.
Y el quinto cuando se ha puesto el sol por completo.
Cada rezo supone como mucho 5 minutos.
Tenemos tiempo para ver una película que dura 2 horas sin movernos del sofá.
Tenemos tiempo para irnos a pasear, a tomar café, a visitar a una amiga... y pasar horas.
¿Y no tenemos menos una hora en todo el día para dedicársela a Dios?
Para pedir perdón por nuestras faltas.
Para agradecer por todo lo que tenemos.
Para pedir su ayuda.
Realmente, cuando tienes verdadera fe en Dios, te esfuerzas en crear ese hábito, poco a poco se convierte en costumbre, y llegas a no querer perder ningún rezo, a pasar el día mirando cuánto tiempo falta para la siguiente oración.
Y lo que en un principio era pesado y aburrido, ahora es algo que te gusta y que lo haces con cariño y alegría.
Es más, no rezas 5 veces al día, sino 7 o más porque haces oraciones voluntarias además de las obligatorias.
Pero si empiezas a descuidar ese hábito, si dejas de rezar, luego cuesta mucho volver a retomar las riendas para volver al camino y crear otra vez el hábito.