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domingo, 15 de mayo de 2016

Cómo cambia la vida cuando cumples y vives correctamente

Ser musulmán/a no es un camino fácil.
Ser musulmán/a no es sólo decir yo lo soy.
Ser musulmán requiere de mucho esfuerzo, sacrificio, constancia, y sobre todo, fe.

Ser musulmán/a es implicarte en el estudio de la religión, conocer en profundidad el Corán y sus significados, y las tradiciones proféticas.
Ser musulmán/a es vivir de acuerdo a la religión cada día.
Ser musulmán/a es ser obediente con los mandatos divinos.
Ser musulmán/a es mejorar cada día, ánimo de superación, querer llegar más lejos (en todos los sentidos).

Por eso, cuando te implicas en el estudio, te esfuerzas por mejorar, y sientes ese ánimo de querer llegar más lejos, es cuando tu vida cambia.

Cambia, sobre todo por el estado de paz y tranquilidad que tienes al saber que estás haciendo lo que crees correcto.

Pero cambia también en tu forma de ver las cosas, en el sentido de tu día a día.

Miro hacia atrás y pienso:
- En un momento de mi vida en que me sentía tan sola que la presión social me hizo apartarme por un momento de mis ideas y querer aparentar ser quien no era para tener nuevas amistades. Y ¿qué conseguí? Perdí mi tiempo, busqué quedar bien con personas que nunca me lo han agradecido, y finalmente me quedé más sola que al principio.
- En un momento de baja fe en que traté de alejarme de la religión, pero no del islam, sino de todas. ¿Y qué conseguí? Perdí mi tiempo, me salieron mal todas las cosas que estaba llevando a cabo, y nadie vino a ayudarme.

Miro al presente y me doy cuenta:
- Que desde que sigo mis ideas y vivo como yo quiero, soy mucho más feliz.
- Que desde que vivo por y para mi religión y mi creencia, no necesito nada ni a nadie, porque lo tengo todo. Tengo una familia, tengo personas importantes en mi vida, tengo unos estudios y tengo lo suficiente para vivir.
- Que desde que cumplo con mis obligaciones tengo tranquilidad en mi corazón.
- Que desde que me enfrenté al mundo y decidí dejar de esconderme y de ser quien no era ya no me importa lo que la gente piense o diga de mí.
- Que desde que cumplo con Dios, él me facilita el camino. Las cosas que quise y no pude, hoy las tengo.
- Que cuanto más me implico en el estudio y el conocimiento, más quiero saber, más lejos quiero llegar, y más fuerza tengo para seguir hacia adelante (con el permiso de Dios).



Que Allah nos facilite el camino a todos los musulmanes, nos mantenga firmes en nuestra creencia, aumente nuestra fe, y abra el corazón para que todos puedan comprender el verdadero mensaje del islam.

viernes, 13 de mayo de 2016

El divorcio y la repercusión en los hijos

Por circunstancias, últimamente he podido observar en mi entorno cómo repercute en los niños y niñas el hecho de que sus padres estén separados / divorciados.

No llego a comprender muy bien cómo dos personas que se han querido, se han amado, comenzaron en su día un proyecto de vida juntos, tienen hijos en común; pueden llegar a odiarse hasta el punto de evitar encontrarse, dirigirse una palabra, una mirada.

Se dice que del amor al odio hay sólo un paso, pero ¿cuál es ese paso que lleva de un extremo al otro?

Pienso que, los niños y niñas, necesitan tanto de su padre como de su madre.
Los dos les aportan algo por igual: puede que la madre se implique más en su higiene y alimentación, pero puede que el padre se implique más en el juego de sus hijos. Y aunque no fuese así, siempre les aportaría algo a los niños.

Cuando los padres se separan, quienes sufren las consecuencias son los niños y niñas:
- Papá y mamá siempre discuten (antes de separarse), el entorno está tenso y los niños lo sienten; les estamos enseñando un comportamiento que no es bueno ni apropiado.
- Papá / mamá se ha ido a vivir a otra casa, así que ahora cuando el niño/a llega a casa sólo puede compartir sus vivencias del día con uno de los dos.
- Pasa de ver a papá / mamá todos los días a verlo sólo los fines de semana, y por lo tanto en ese fin de semana no puede estar con la otra persona que pasa el resto de la semana.
- Cada uno le enseña unos valores, lo que es importante para mamá puede que no lo sea para papá.
Y esto sin entrar en cuando los padres se separan con muy mala situación y comienza un debate que los niños y niñas tienen que sufrir innecesariamente:
- Papá es malo porque...
- Mamá es mala porque...
- Papá / mamá ya no te quiere
- Papá / mamá te compra esto, te lleva a aquello, y el otro no

Pedimos a Allah que nos mantenga unidos, que nos aleje de los susurros y tentaciones de Shytan, que nos facilite la educación de nuestros hijos e hijas y que haga a nuestras familias de las justas.
Y si en algún caso un matrimonio no se entiende en la convivencia, no se quiere, y quiere vivir por separado, que sea antes de tener hijos o que sea de la forma más amable posible para que no repercuta negativamente en la vida de éstos.

Nunca pensé que haría...

Bien dice el refrán español: "nunca digas de este agua no beberé porque el camino es largo y te puede dar sed".

En mis principios de interesarme por el islam y los musulmanes, me llamaba la atención el velo, admiraba a las mujeres que lo llevaban: diferentes telas, diferentes formas de llevarlo, colores, sencillos, estampados...
Y a pesar de que me lo ponía y me miraba al espejo, nunca pensé que un día comenzaría a llevarlo para no quitármelo más.

Un buen día me lo puse, salí a la calle, y me sentía feliz, encantada de llevarlo.
No me lo puse de manera continuada, sino que unas veces me lo ponía y otras no.
Hasta que un buen día decidí que esa era mi identidad y que no me lo quitaría por nada ni por nadie.

Cuando comenzaba a leer cosas de la sunna (tradición profética), pensaba que cómo la gente podía vivir de esa manera:
-Decir bismillah (en el nombre de Dios) antes de hacer cualquier cosa (vestirse, cocinar, salir, etc)
-Comenzar a vestirme por la pierna y el brazo derecho, y desvestirme comenzando por el izquierdo.
-Cuidar aspectos de la higiene tales como cortar las uñas exactamente cada viernes y no dejarlas crecer durante más de cuarenta días.
-Comer, preferentemente, de plato al centro, empezando por el lado más cercano y dejando el centro para el final (pues en el centro del plato hay una bendición).
-Comer sólo con la mano derecha (y no tener mientras el pan con la izquierda)
Y un largo etcétera.

Y ahora me paro a pensar, y en algún momento de mi camino hacia el islam he ido adquiriendo estos modales, siendo ahora parte de mi día a día:
-No me pongo el segundo calcetín sin decir bismillah aunque ya lo haya dicho en al ponerme el primero.
-Digo bismillah al echar agua en la olla, cuando la pongo al fuego, cuando echo la comida, cuando la pongo en los platos...
Y así, un largo etcétera.

En fin, que las cosas que en su momento creía innecesarias, difíciles de llevar a cabo, poco a poco las he incluido en mi rutina diaria y ahora son parte de mi día a día.



Dije de este agua no beberé, y me la estoy bebiendo toda. Alhamdulilah (Gracias a Dios)