Translate

miércoles, 28 de septiembre de 2016

La muerte, 16 años después


Hace 16 años que la muerte se llevó a mi abuela paterna, con quien yo había tenido mucho apego en sus últimos días y con quien había compartido muchos momentos, generalmente de culto y en relación con la iglesia católica.
Cuando mi abuela murió, no entendía porqué se había ido, sentí su pérdida como un castigo. Sentí que todo lo que había hecho, rezado, y dedicado a la religión y a Dios, no había valido para nada.

8 años después, la muerte se llevó a mi abuelo paterno, pero esta vez no fue tan sufrido por mí. Le apreciaba, pero no estaba tan unida a él como lo había estado a mi abuela en sus últimos días. Además, como sufrió enfermedades durante años y le había visto sufrir tanto, a él y a los que estábamos a su alrededor, su muerte fue como el fin a tanto sufrimiento, el descanso para él y para nosotros.

A día de hoy, ha sido a mi abuela materna a quien le ha tocado, hace unos meses, dejar este mundo. Este para mí ha sido el golpe más duro pues no hay otra persona con la que yo haya estado más unida. Con ella me crié desde que nací, con ella he vivido muchos momentos tanto de mi infancia como de la edad más adulta, ha sido para mí una madre, me acompañó en mi boda y en el nacimiento de mis dos hijos, he compartido con ella lo bueno y lo malo, hablaba con ella a diario... Y ahora ya no está.
Pero para sorpresa de todos, no se me ha visto "afectada" por su pérdida. ¿Y cómo es posible?

Probablemente, la madurez, la edad, hayan hecho que pueda llevar esta pérdida de una manera mucho más relajada, mucho más tranquila.
Pero la edad no es algo que nos haga sobrellevar la pérdida de mejor o peor manera, aunque pueda que influya.
Lo que realmente me ha hecho saber afrontar su pérdida de manera tranquila son: mi forma de pensar y el conocimiento que tengo.
Ahora sé que la muerte puede sobrevenirnos en cualquier momento, que no hay edad, ni actos buenos o malos que hagan que llegue antes o después.
Después de conocer el islam, he entendido que nuestras buenas obras y nuestra adoración serán recompensadas en la otra vida, después del juicio final, y por lo tanto no importa cuántas hayas hecho para que la muerte te llegue antes o después.
La muerte no es un castigo, es algo que tiene que llegar y sólo depende de la hora en que esté decretada para nosotros.

Estoy tranquila porque sé que mi abuela fue una buena persona y confío en que Allah (Dios) -swt- le recompense por ello en el día del juicio final.
Estoy tranquila porque sé que hice con ella y por ella todo aquello que pude mientras estuvo aquí. Con lo cual, confío en que ella murió contenta conmigo y orgullosa de mí.
Estoy tranquila porque el islam me ha enseñado a tener paciencia, y a afrontar con paciencia las pérdidas de nuestros seres queridos.
Estoy tranquila porque sé que la vida sigue para mí, y para nosotros, y que tenemos que seguir adelante, esforzándonos por nuestras buenas obras antes de que nos llegue la muerte a nosotros mismos, y porque en memoria de aquellas personas que ya no están tenemos que hacer muchas cosas para que todo siga como ellos hubieran querido (in shaa Allah - si Dios quiere-)